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Capítulo231

Las enfermeras se acercaron rápidamente. La paciente no se ve blen, ¡volvamos a llevarla a Urgencias para que la vea el médico!

Pedro acostó a Anna en la cama, y ella, con un dolor evidente, dijo con voz débil: -No pasa nada, ve a ver a papå..

Las enfermeras la llevaron a Urgencias, y Pedro ayudó a Javier a levantarse del suelo.

-Anna, Anna, ¿qué te pasa?, jno asustes a papál Javier, tambaleándose, siguió a la cama de Anna.

Para evitar que Javier volviera a caerse, Pedro lo acompañó.

Bella se quedó allí de pie, sintiendo cómo le palpitaba la mano dolorida.

Su esposo, ese tal Elena que juraba que no se divorciaria, ahora corría detrás de Anna sin siquiera mirarla.

Ni siquiera se preocupaba por si le dolía.

Unas gotas de sangre cayeron al suelo, y Bella sacó un pañuelo de su bolso para presionar la herida, antes de tomar el ascensor y salir del hospital por otra salida.

En lugar de ir en la dirección donde Miguel había estacionado, tomó un taxi desde la otra salida del hospital y se fue.

-Señorita, ¿a dónde va? ¿Se encuentra bien?-preguntó el taxista al ver que Bella no decía nada.

Bella miró el pañuelo manchado de sangre: -A cualquier consultorio, por favor.

El taxista se extrañó, ¿no acababa de salir del hospital? ¿Por qué quería ir a la clínica?

-Es que en el hospital tardan mucho con los trámites -explicó Bella con voz apagada-. Un consultorio es más rápido.

El taxista le creyó y dijo: -Gracias a mí, un local, que sabe que hay una clínica abierta las 24 horas cerca, ¿qué clínica estaría abierta tan tarde?

-Gracias.

Llegaron rápidamente y Bella le dio 100 dólares extra como agradecimiento. Entró directamente en el consultorio.

Una médica de guardia vio sus manos heridas y le dijo con pesar: -Vaya, qué mala suerte, i estas manitas tan bonitas y suaves ahora están lastimadas!

Bella no dijo nada.

La doctora sacó desinfectante y pinzas y preguntó: -¿No has venido con nadie que te acompañe? Sacar estas piedritas va a doler mucho, y temo que una señorita tan delicada como tú no lo aguante sin llorar. ¿Por qué no llamas a tu novio para que esté contigo?

Bella negó con la cabeza. -No te preocupes, doctora, puedes tratarme directamente.

Vaya, una muchacha tan hermosa como tú y sin novio! -la médica de mediana edad dejaba vagar su curiosidad.

Bella esbozó una leve sonrisa: -Tengo esposo, pero está acompañando a algulen más, así que no puede venir.

La médica, al ver la reacción de Bella, alcanzó a intuir algo.

¡Qué hombre tan ciego que deja a una esposa tan bella como tú para ir a acompañar a otra persona!

Bella volvió a sonreír sin decir nada más.

La médica no quiso seguir indagando y se dedicó a atender las heridas de Bella.

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El escozor y la ardor del proceso de desinfección son difíciles de soportar incluso para hombres más fuertes, que suelen llegar a llorar de dolor, pero Bella permaneció en silencio sin siquiera fruncir el ceño.

La médica admiraba la valentía de Bella: Eres muy valiente, querida.

Bella no respondió.

Ese pequeño dolor no era nada comparado con las crisis de cancer de estómago que había sufrido en su vida anterior.

Cuando terminaba de atender las heridas, sonó el teléfong de Bella Ella echó un vistazo al numero entrante y simplemente lo silenció. novelbin

La médica preguntó con cierta comprensión: -¿Es tu esposo?

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