Capítulo 708
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Capítulo 708
Las manos de Asier, siempre ásperas y llenas de callos, sujetaban la delicada mu?eca de Elia,
creando una sensación de electricidad que la dejaba con una sensación de cosquilleo
La llevó al campo de golf y le entregó el palo de golf
Elia lo tomó y sintió el peso inmediato del palo, que cayó al suelo. Rápidamente, movió su pie para
evitarlo.
Por poco y se lastima el pie
Habia asumido que el palo seria ligero, pero resultó ser bastante pesado.
Incluso con esfuerzo, le costaba levantarlo.
Incomoda, ella miró a Asier, cuyos ojos profundos la observaban, con un matiz de reproche en su
mirada. “Crei que seria de madera, no esperaba que fuera de metal“, dijo Elia, reconociendo su falta
de conocimiento sobre el golf.
Mirando el palo pintado de blanco, habia asumido que seria ligero. No fue hasta que lo tuvo en sus
manos que se dio cuenta de que el palo
estaba hecho de metal sólido.
El peso en sus manos era agradable, y el material indicaba que no era barato.g2
“Sostenlo con firmeza“, dijo Asier
Elia asintio y recordó cómo Asier habia sostenido el palo, Imitándolo, agarró el palo con ambas manos
y apuntó a la peque?a bola blanca en el
suelo Pero algo no se sentia bien
Asier se acergó, se puso detrás de ella y ajustó la posición de sus manos y del palo.
Elia se dio cuenta de que había sostenido el palo al revés, eso explicaba por qué se sentia tan
incómoda.
Antes de que tuviera tiempo de reaccionar, se dio cuenta de que estaba envuelta en los brazos de
Asier. Su trasero presionaba contra el pecho musculoso y fuerte de Asier. A pesar de la ropa, podia
sentir la fuerza de su pecho y el ritmo constante de su corazón, que latia en sincronia connovelbin
by el suyo
Elia se tenso, sintiendo como si el aire alrededor se volviera escaso y su respiración irregular.
La cara de Asier se acercó a la suya, y su voz grave resonó “Asi, apunta y golpea. No dudes.”
Su aliento caliente barrió la cara de Elia, y pareció volar con la bola.
El corazón de Elia pareció saltar a su garganta.
No sabia si estaba nerviosa por el vuelo de la bola o por el aliento ardiente de Asier que rozaba su
rostro, despertando una sensibilidad que no podia controlar
Miró como la bola blanca dibujaba una hermosa trayectoria en el aire antes de caer con precisión en el
hoyo.
“Bien, muy bien! Eso fue maravillosol, exclamó Jimena, aplaudiendo con entusiasmo.
Al ver que el caddie colocaba otra bola frente a Elia, Jimena no pudo resistirse y le dijo a Orson:
“Vamos a jugar también.”
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Orson protesto “Jimena, acaso no te importa si quiero o no?”
“No te estoy obligando, te estoy forzando!“, respondió Jimena, con total seguridad.
Orson no tenia palabras
Nunca habia conocido a alguien que hablara de la coerción con tal confianza
A pesar de que Jimena habia adelgazado, aún tenía una fuerza sorprendente.