Capítulo 1426
Capitulo 1426
“Otra vez tu pagando, ya me da pena.” Jimena dijo riendo mientras se rascaba la cabeza.
Daniel vivia en el mismo conjunto residencial que ella, por eso cuando Orson le preguntó si ambos
vivian alli, Jimena no
dudo en decir que si,novelbin
Además, estaban en el mismo edificio, solo que en diferentes pisos.
Asi que cuando Jimena respondió a Orson, tampoco estaba mintiendo.
“No te hagas, si tu te la pasas travéndome regalos. Así, nadie tendrá por qué sentir pena.” Daniel
respondió con una
sonrisa en los labios.
Mami, se?or Daniel!
Mientras Jimena y Daniel conversaban, dos voces tiernas resonaron, llamando con entusiasmo a
Jimena y a Daniel.
Esa voz infantil que se levanto, fue directo al corazón de Jimena.
Ella se volted, bajo la vista y vio a dos peque?os torbellinos corriendo hacia ella con pasitos cortos,
como pelotitas rebotando.g2
El ni?o, Fred, corria con un ligero jadeo, mientras que la ni?a, Adora, al correr, hacia que sus trenzas
de corderito se balancearan, luciendo adorablemente forpes,
Todo el nerviosismo y la incomodidad de Jimena desaparecieron, reemplazados por el amor maternal
que irradiaba desde su interior.
Ella se apresuro a acercarse, se inclino y levantó al peque?o que corria al frente.
“Fred, mi amor, mamá te ama tanto.” Jimena levantó el peque?o cuerpo de Fred, frotando su mejilla
contra la suave carita del ni?o.
La sensación suave y esponjosa era como tocar una gelatina, derretia el corazón de amor.
“Uh, mami, y yo, también quiero un abrazo.” Adora había nacido una hora después que Fred, era la
hermanita, y en cuanto a salud siempre había sido un poco más frágil que Fred.
Nunca habia ganado una carrera contra Fred.
Por eso siempre era Fred quien corria primero hacia mami, con Adora siguiendole con las mejillas
rojas de la urgencia.
Daniel estaba a punto de dejar lo que llevaba para cargar a Adora, pero Jimena, sintiendo pena por la
ni?a, se apresuro a decir: “Yo la cargo, no te preocupes, tengo fuerza, puedo llevar a uno en cada
brazo,”
Jimena, mientras hablaba, se apresuro a cargar a Adora en sus brazos.
Los ni?os de dos a?os eran como peque?as bolitas de leche, fácil de llevar uno en cada brazo.
Jimena, con Fred en su brazo derecho y Adora en el izquierdo, habia dado ya un breve mimo a Fred, y
ahora estaba locamente cari?osa con Adora, abrazandola con intensidad maternal,
Sintiendo que ella era aún más suave y adorable que Fred.
El aroma a leche se filtró en su nariz, su corazón se derretia.
“Uh, mis peque?itos son tan dulces, mama los ama tanto.” Jimena, abrazando a los ni?os, dejaba que
su amor maternal fluyera tan suave como algodón, con ganas de expresarlo en voz alta.
Antes de ser madre, Jimena ya sentia un gran cari?o por los hijos de Elia, pero ahora que tenia a sus
propios hijos, ese amor se habia duplicado, y la ternura por los peque?os también.
Resultó que el amor por sus propios hijos era más intenso, más placentero, los veia aún más
adorables.
Jimena disfrutaba cada dia que sus hijos estaban a su lado, no podia imaginar cómo seria si la familia
Salcedo los quitara algún dia.
“Cuando sali me olvidé de llevar agua, y los ni?os tienen sed, iba a subir a buscar. No esperaba
encontrarte aqui con
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